Carta abierta Música en la Catedral

Queridos amigos de “Música en la Catedral”:

No quiero dejar pasar mucho tiempo antes de comentarles mi opinión sobre el último concierto al que asistimos, el pasado sábado 30 de junio. Me traslado hacia el pasado, y pienso que tras cada concierto uno sale con la sensación de que se ha tocado el techo en cuanto a la satisfacción personal como oyente. Pero nada mas lejos de la realidad, ya que al volver al siguiente se puede comprobar que la capacidad humana de mejorar es enorme, y la música no iba a ser menos.

Son ya 48 conciertos oídos y disfrutados, cada uno como el que mas. La decisión de contar en cada uno con jóvenes artistas es muy de agradecer; de entrada disfrutamos con su buen hacer, y comprobamos que hay relevo y futuro para la música que nos gusta. El joven tenor Víctor Mínguez nos deleitó con su interpretación, una actuación muy bonita y en la que se ven tablas para continuar con su exitosa carrera. Del más joven Lorenzo Reckling Cabrera, como le hemos venido siguiendo en sus actuaciones desde muy niño, solo decir que en cada concierto sube el listón otro poco mas. Al finalizar este concierto, se lo comentamos personalmente, y Lorenzo, con una grandísima humildad nos dijo, «tengo unos buenos maestros», lo cual es verdad, pero es que hay madera de artista.

Otra agradable novedad ha sido la incorporación de la soprano Sonia Santoyo; podemos decir que nuestra Catedral es agradecida con los intérpretes y recibe a todos con los brazos abiertos. Me gustaron todas sus interpretaciones, pero sobre todo las dos obras de Alessandro Scarlatti.

Con confianza saludamos a Jesús Nuñez, y digo confianza por que son muchas las veces que hemos disfrutado de su trompeta barroca que también encuentra en las paredes de la Catedral el punto ideal de resonancia; nos contó algún plan futuro para estos conciertos, que ojala puedan llevarse a la práctica con brevedad.

También ha sido de agradecer la atención por su parte al viejo órgano de tubos, que se lo merece; el duo entre Pilar Cabrera y Sonia Santoyo fue memorable.

Pilar Cabrera es incansable en todos los conciertos y en su preparación, ofreciéndonos cada vez un enorme disfrute.
Y para finalizar, la buena armonía musical entre los tres intérpretes, con la voz, el órgano y la trompeta complementándose y ayudándose entre todos.

Gracias una vez mas por sus desvelos para con los que solo sabemos disfrutar de la buena música.
Nos vemos en octubre.

Un abrazo para todos ustedes.

Julián García Franco